lunes, 3 de marzo de 2014

La acción terapéutica del cannabis sativa es llevada a cabo por los cannabinoides

La acción terapéutica del cannabis sativa es llevada a cabo por los cannabinoides. Reciben este nombre porque son compuestos que sólo se encuentran en esta planta. Tienen 21 átomos de carbono, son aceites (por lo tanto liposolubles) y fueron aislados por primera vez en laboratorio en 1970. Su concentración en la planta es distinta según la variedad botánica (sativa, indica o ruderalis), el sexo (macho o hembra), el tipo de cosecha (interior o exterior) o la parte de la misma (hojas, flores o tallo). Existen más de 60 variedades distintas de cannabinoides, destacando por su cantidad relativa y efectos (tanto terapéuticos como psicoactivos) el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el cannabidiol (su precursor) y el cannabinol (producto de su metabolización). Mecanismo de acción: los receptores cerebrales Los cannabinoides actúan principalmente mediados por unos receptores denominados CB que se encuentran en mayor cantidad en el cerebro, aunque también en menor cantidad en los tejidos periféricos. Aunque de todos los cannabinoides el THC es el más importante en cuanto a concentración y propiedades, el efecto total producido al ingerir la "planta en bruto" es el resultado de la modulación de todos ellos entre sí, no conociéndose bien en la actualidad cómo se lleva a cabo esta modulación ni cual es el papel que juegan cada uno de ellos en el resultado final de la acción terapéutica. Al igual que ocurre con los receptores cerebrales opiáceos, en los que existe un endógeno similar, se han identificado cannabinoides endógenos que normalmente se unen a los receptores CB de manera fisiológica, actuando como neurotransmisor y regulador un múltiples funciones fisiológicas. Cabe destacar, entre ellos, la anandamida (o amida de la "beatitud", en sánscrito) y el 2-araquinodilglicerol. Indicaciones terapéuticas: - Antiemético frente a los vómitos ocasionados por la quimioterapia. - Como estimulante del apetito en los casos de SIDA Éstas dos indicaciones son las autorizadas por las autoridades sanitarias norteamericanas para la comercialización del THC sintético (Marinol®). Los grupos de homosexuales norteamericanos, muy unidos en torno al problema del SIDA, fueron los primeros en luchar por la causa de la marihuana como medicamento, por lo que éstas fueron las primeras patologías estudiadas. El laboratorio que actualmente lo distribuye presentó e su momento los estudios clínicos necesarios para ser aprobado por la FDA, no solo para demostrar su eficacia, sino las condiciones de seguridad requeridas. Los cannabinoides actúan sobre los centros cerebrales del vómito y del apetito. Se conoce al cannabis como supresor de las náuseas y como estimulante del apetito desde su introducción en la medicina moderna en el siglo XIX. El empleo de la marihuana como tratamiento paliativo en el cáncer empezó a documentarse a principio de los 70, cuando gran número de pacientes oncológico comprobaron que fumar cannabis les aliviaba los vómitos y espasmos abdominales que padecían como consecuencia de la quimioterapia, al tiempo que les mejoraba el apetito. El cannabis no es solo útil para la paliar los vómitos ocasionados por la quimioterapia y estimular el apetito en los casos de SIDA, sino que se ha hecho referencia a ella por esta característica en otros trastornos en los que se presentan estos síntomas, como es el caso, por ejemplo, de la hiperémesis gravídica.

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